H I S T O R I A
La Relación de Felipe II, realizada en Cieza en 1579, menciona una única iglesia parroquial, la de Santa María, convertida en La Asunción a partir de la importante ampliación de 1703.
Durante la guerra de Sucesión, de 1701 a 1713, Cieza apoyará a los Borbones. En agradecimiento, Felipe V (con él entra a reinar la dinastía Borbónica en España) concedería una serie de privilegios que beneficiarán a Cieza, permitiendo
su progreso durante todo el siglo XVIII. La iglesia de la Asunción se construiría en 1703 sobre el antiguo templo dedicado a Santa María, con fachada principal de estilo barroco. En la fachada del lateral izquierdo, llamada de San Pedro, se conserva la fecha de construcción en la parte superior de la misma. La puerta de la derecha está dedicada a Santa María.
En opinión de Segado Bravo y Hernández Albaladejo, es un amplio edificio de tres naves con capillas que conservan los elementos acuñados por el Renacimiento, lo que hizo a Elías Tormo considerarlo como un templo de influencia herreriana y ejecutado por los mismos arquitectos que trabajaron en la Santa Cruz de Caravaca. Efectivamente, no hay que rechazar el parentesco estilístico entre ambos edificios, si tenemos en cuenta que comienzan a construirse por los mismos años, 1614, y porque responden al llamado estilo 'desornamentado' que entonces predominaba en España.
Para los profesores Segado Bravo y Hernández Albaladejo la iglesia de la Asunción se levantó a lo largo del siglo XVII continuándose en las primeras décadas del siglo XVIII. En la Villa de Cieza, con el aumento de población se levantó una nueva parroquia, la Asunción, en un lugar diferente al de donde radicaba la vieja iglesia de San Bartolomé. Su construcción se desarrolló a lo largo de todo el siglo XVII, no finalizándose hasta entrada la siguiente centuria.
En las obras de la parroquial de Cieza intervino, según Segado Bravo y Hernández Albaladejo, el maestro Diego de Villabona, que había trabajado en la colegial de Lorca y en Santiago de Orihuela, obras que se prolongaron considerablemente debido a graves problemas de financiación. A finales del siglo XVII tuvo lugar un pleito entre el Concejo de Cieza y el Cabildo de la catedral de Murcia, debido a la aplicación de los diezmos procedentes de aquella villa. Estos fueron destinados por real provisión, durante un largo período, a la construcción de la iglesia de la Asunción, pese a la oposición continua de los capitulares de la diócesis, que enviaron a Toribio Martínez de la Vega para que emitiese un informe sobre la marcha de las obras.
En la segunda mitad del siglo XIX la iglesia sufriría un incendio que obligó a remodelaciones en el templo, tales como la construcción de un nuevo campanario en el año 1873, obra de José Marín Baldo en estilo neohistoricista románico, que aprovecharía la base barroca anterior. Dicho campanario posee un reloj orientado hacia la Plaza Mayor, centro neurálgico de la villa donde se encuentra el Ayuntamiento.
En el informe editado por Marín Baldo en 1873 sobre la torre de la iglesia, se cita que sólo estaban construidos 11 metros de la torre de planta cuadrada, elevándose hasta la primera cornisa 11,10 metros, y continúa indicando que, Esta torre quedó sin terminar y cubierta provisionalmente con un tejado informe que vierte aguas a uno de sus costados desde fines del siglo XVII o XVIII, que según el carácter de su arquitectura debe ser la época de su construcción'. Marín Baldo debió respetar los restos de la torre iniciada y terminarla, elevó un segundo cuerpo de ladrillo con vanos pareados en cada lado y un tercer cuerpo, este de campanas de forma octogonal según el estilo romano bizantino, finalmente coronaría la torre con una cubierta piramidal.
Personajes
Entre los arquitectos que intervinieron a lo largo del proceso de construcción de la iglesia de la Asunción de Yecla, destaca en el siglo XIX, José María Marín-Baldo Caquia (Murcia, 1824 - 28 de enero de 1891), arquitecto murciano que construye la torre-campanario de la iglesia de la Asunción a finales del siglo XIX. Uno de los primeros proyectos que aborda es el diseño y ejecución del nuevo Altar de las Reliquias de la Catedral de Murcia, destruido en el incendio de 1854. Es nombrado arquitecto del Ayuntamiento de Murcia en 1888, cargo que sólo ejercerá durante tres años, ya que fallece en 1891. Durante este período su obra más sobresaliente es su intervención en el Cementerio de Nuestro Padre Jesús en 1980, renovando la armadura de los pabellones de entrada. Marín-Baldo es uno de los pocos arquitectos murcianos que escriben sobre arquitectura, abordando el tema desde lo puramente literario, la restauración de monumentos, los edificios obreros o los edificios religiosos.