V i s i t a d o r e s d e e n f e r m o s
“ANDA Y HAS TU LO MISMO” (LC.10,37)
Quien ama a Dios se volcará sobre el herido, como el samaritano. Quien ama de verdad al prójimo, encuentra a Dios. Dios no está lejos, está ahí, en el otro, en ti. «Jesús responde con la célebre parábola del “buen samaritano”, para indicar que nos corresponde a nosotros hacernos “prójimos” de cualquiera que tenga necesidad de ayuda.”
No tengamos miedo de decir “si” a Jesús y de seguirlo según los ejemplos de los Apóstoles; que nuestros corazones se llenen de alegría y seamos la bendición para el mundo.
No tengamos miedo cuando el amor exige el sacrificio. No tengamos miedo a la Cruz de Cristo. La Cruz es el árbol de la vida y la fuente de alegría y paz. No tengamos miedo para amar la Cruz.
Le pedimos al Señor que nos ayude a bajar a lo profundo del corazón, donde habitan las carencias y se descubren las necesidades, donde se escucha el grito del dolor, la voz de quien sufre y necesita.
Que nos dé entrañas de misericordia, para que no demos rodeos ante los que sufren y sepamos caminar con los ojos del corazón abiertos para ayudar a quienes nos necesitan, que seamos buenos samaritanos para que el mundo descubra en nuestra vida el rostro misericordioso del Padre.
El Papa Francisco, en su mensaje para la XXII Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra el 11 de febrero, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, sobre el tema: "LA FE Y LA CARIDAD”, nos recuerda: Que la Iglesia reconoce en los enfermos "una presencia especial de Cristo sufriente y dice que nosotros también debemos dar la vida por los hermanos".